Comentario

Motores, la discusión interminable

Adrián Puente se pregunta qué tan real será el anuncio de la FIA de regresar a motores más ruidosos a partir de 2021 después de la gran inversión que realizaron los fabricantes que compiten en la Fórmula 1 para desarrollar los motores actuales.

Arrancada: Lewis Hamilton, Mercedes AMG líder

Foto de: LAT Images

Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08,  Sebastian Vettel, Ferrari SF70H, Valtteri Bottas, Mercedes AMG
Nico Hulkenberg, Renault Sport F1 Team RS17, Esteban Ocon, Force India VJM10, Lance Stroll, Williams
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08, Sebastian Vettel, Ferrari SF70H
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08
Stoffel Vandoorne, McLaren MCL32, Antonio Giovinazzi, Sauber C36
Kevin Magnussen, Haas F1 Team VF-17, Marcus Ericsson, Sauber C36, Antonio Giovinazzi, Sauber C36, St

La FIA y los motoristas, impulsados por la demanda de los nuevos jefes comerciales de la F1, se reunieron para diseñar las pautas del futuro. Decidieron congelar evoluciones drásticas hasta 2020, y revisar protocolos más agresivos para el año siguiente.

En un arranque más obsecuente que real, determinaron que volverá de alguna manera, y sin medir circunstancias, algo semejante al viejo sonido de los propulsores. Claramente un paliativo, un calmante de baja graduación para los temas de fondo, como los escasos decibeles de lucha en pista, y magros espectáculos imperantes…

Lo que nadie explicó es el como, después de millones de inversión de las terminales motrices en propulsores alternativos. Y por sobre todo, de que forma se va a respetar el estándar de sustentabilidad en un mundo que preserva los parámetros de contaminación y las energías renovables.

La falta de sonido ha sido un talón de aquiles para una F1 que no tuvo manera de recuperar el nivel competitivo más allá de las nuevas tecnologías. La demanda por aquél viejo rugido se transformó en un grito de guerra ante las falencias estructurales… pero no más que esto.

Todos los gigantes de la máxima categoría alentaron, tanto en sus versiones deportivas como civiles, unidades turboalimentadas incluso de mejor performance que las históricas aspiradas.

Bajaron los niveles de consumo de combustible casi a la mitad, de 200 a 100 kg por hora. Redujeron hasta un 30% la emisión de gases contaminantes. Incrementaron la potencia real un 25%; y la influencia de la energía recuperada por los dispositivos electrónicos pasó del 30% de 2009, a un 95% el año pasado.

Mercedes, Ferrari, Honda y Renault fueron en esta dirección. Invirtieron cifras siderales de desarrollo, y hasta prometen ser casi protagonistas exclusivos de la Formula E, junto con otros gigantes como McLaren y BMW, en menos de un lustro.

Sugiero pensar al menos, que el anuncio rimbombante de la FIA, es sospechosamente oportuno en un marco donde los golpes de efecto cotizan, mientras la F1 pide cambios a gritos, para recuperar su mística.

 

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