El relato de cómo se vivió desde adentro el regreso de NASCAR

He pasado más de 20 años cubriendo carreras de NASCAR y he sido testigo de muchos de los momentos más oscuros del deporte, pero nunca con un manual de instrucciones.

Kyle Busch, Joe Gibbs Racing

Kyle Busch, Joe Gibbs Racing

motosport.com

He cubierto varias carreras en las que han muerto pilotos.

He cubierto carreras en las que los aficionados han resultado heridos por elementos de autos que chocaron contra la valla y he cubierto una carrera en la que murieron aficionados tras ser alcanzados por un rayo.

He cubierto una carrera en la que un puente peatonal se derrumbó cuando la multitud salía de la pista y he estado en la pista cuando un helicóptero se estrelló fuera de la entrada al túnel del infield.

Estaba trabajando en Bristol Motor Speedway el año pasado cuando el avión de Dale Earnhardt Jr. se estrelló al aterrizar con toda su familia a bordo y salí corriendo con dos colegas al aeropuerto cercano al circuito, sin saber con qué nos encontraríamos.

El avión accidentado de Dale Earnhardt Jr.

El avión accidentado de Dale Earnhardt Jr.

Photo by: Jerry Jordan - KickinTheTires.net

El avión accidentado de Dale Earnhardt Jr.

El avión accidentado de Dale Earnhardt Jr.

Photo by: Jim Utter

Sin embargo, nunca he cubierto una carrera que viniera con un manual de instrucciones de más de 30 páginas, que también incluía la firma de dos excenciones y la realización de un examen médico antes de que se me permitiera entrar al ciruito.

No había duda de que la carrera del domingo en Darlington Raceway iba a ser diferente. Pero una cosa era leer sobre los procedimientos necesarios para celebrar un evento de este tipo en medio de una pandemia y otra muy distinta es experimentarlo en persona.

Sentí una responsabilidad importante siendo uno de los cuatro periodistas a los que se les permitió cubrir la carrera del domingo en persona desde el palco de prensa.

 

Como grupo, no necesariamente podríamos obtener más información que los que cubrían a distancia, pero había un deber agregado de informar no sólo sobre la carrera, sino sobre la extraordinaria empresa necesaria para llevarla a cabo.

Al llegar el fin de semana, sentí una ansiosa anticipación, emocionado por poder volver a mi trabajo pero también lleno de preguntas sobre mi seguridad personal y la de los que me rodean.

La experiencia más cercana que podría relatar para mí fue cuando yo y mi difunto colega del Charlotte Observer, David Poole, nos subimos a un auto y comenzamos a conducir hacia New Hampshire en los días posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre.

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Llevábamos unas tres horas por la Interestatal 81 cuando NASCAR finalmente suspendió la carrera de ese fin de semana y la reprogramó para el final de la temporada 2001. Recuerdo una sensación de alivio al dar la vuelta y regresar a Charlotte.

Aunque estaba preparado para hacer mi trabajo, la incertidumbre que existía justo después de los ataques produjo mucha aprensión.

Revisión de temperatura al conductor de un camión de NASCAR.

Revisión de temperatura al conductor de un camión de NASCAR.

Photo by: NASCAR Media

Oficial de NASCAR con tapaboca.

Oficial de NASCAR con tapaboca.

Photo by: NASCAR Media

Fue un sentimiento similar el llegar a Darlington el domingo. Entramos por un ingreso desconocido, tuvimos que llevar una máscara, nuestros vehículos fueron registrados por agentes de la ley y luego se nos dirigió a la zona de control donde se nos tomó la temperatura y recibimos calcomanías de credenciales que nos permitían estar en el circuito.

Resultó que el proceso no podría haber sido más fácil. Fui al palco de prensa donde me uní a mis tres colegas y los cuatro nos instalamos, dejando mucho espacio entre nosotros.

Durante las dos horas siguientes, me pregunté si algo iba a salir mal. ¿Aparecería alguien con temperatura y sería rechazado? ¿Uno o más participantes no seguirían los protocolos y serían escoltados fuera?

Nada de eso sucedió. El mayor problema antes del comienzo de la carrera fue que el Toyota N°18 de Kyle Busch falló dos veces en la inspección previa a la carrera, lo que lo obligó a empezar la carrera desde la parte trasera de la parrilla.

Kyle Busch, Joe Gibbs Racing Toyota Camry

Kyle Busch, Joe Gibbs Racing Toyota Camry

Photo by: NASCAR Media

Kevin Harvick, Stewart-Haas Racing, Ford Mustang

Kevin Harvick, Stewart-Haas Racing, Ford Mustang

Photo by: NASCAR Media

De repente, parecía un fin de semana de carreras mucho más "normal".

Todo lo demás procedía como una carrera normal -una oración, el himno nacional, la orden a los pilotos para que enciendan sus motores.

Cuando la bandera verde cayó y los autos rugieron en la curva 1 por primera vez desde el 8 de marzo, NASCAR había encontrado finalmente una manera de volver.

Pero a medida que los coches seguían avanzando por la pista, el ruido parecía casi desaparecer cuando el silencio de las tribunas comenzó a envolverlos.

Sí, NASCAR había regresado, pero la energía que despierta la vida durante los fines de semana de carrera -los aficionados- seguía ausente.

Eso no va a cambiar por un tiempo. Y aunque a los aficionados no les guste, deberían consolarse sabiendo que su dedicación es lo que ha alimentado los enormes esfuerzos de NASCAR para que las carreras vuelvan por lo menos a la televisión.

Al final, la carrera del domingo pareció salir sin problemas serios. Esa fue una victoria en sí misma.

La fiesta más grande -una con tribunas con gritos de aliento y abucheos- está por venir.

Kevin Harvick, Stewart-Haas Racing, Ford Mustang, ganador en Darlington.

Kevin Harvick, Stewart-Haas Racing, Ford Mustang, ganador en Darlington.

Photo by: NASCAR Media

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