Un amor de verano, por Martín Urruty

El amor parece haberse extinguido antes de que la relación comenzara formalmente y justo cuando el verano termina en Europa. Demasiado se desvanece así en estos tiempos efímeros.

Aquellos que se repartían likes en redes sociales como guiño público 3.0, aceptación moderna, que se prodigaban elogios cuando eran entrevistados por la prensa, que jugaban con el morbo general de la unión inminente, ahora se miran distantes. Y eso que aún no han compartido techo. Ya llegará ese momento porque la unión está sellada.

Jorge Lorenzo sorprendió tanto con su rodada en la primera curva, en la vuelta inicial, luego de haber transitado sólo 280 metros desde su cajón de la pole position en el Motorland, como con la declaración posterior en la que incriminó por su caída directamente a Marc Márquez.

El palmesano, que se fue al piso por segunda carrera consecutiva y cuando era firme postulante al triunfo en el Gran Premio de Aragón, culpó a quien será su compañero de equipo -en Honda- a partir de 2019 y durante al menos dos temporadas. El campeón Márquez terminó ganándole el duelo a Andrea Dovizioso, el todavía compañero de Lorenzo en Ducati, anotó su cuarto triunfo con la cilindrada mayor en la pista española y se arrimó aún más cerca a su quinto título en MotoGP.

La relación entre los españoles conoció de rispideces muy temprano, en mayo de 2013. Mientras Márquez iniciaba su campaña en la elite y Lorenzo ya era bicampeón, hubo un iniciático encontronazo en Jerez de la Frontera. Aquella fue la tercera fecha de ese Mundial: Marc había obtenido en Austin, la anterior, su primer triunfo y llegaba a Andalucía como el vencedor más joven de la historia. Intrépido, decidió remedar a Valentino Rossi en aquella polémica maniobra con Sete Gibernau en la última curva jerezana y encaró a Lorenzo en la vuelta final mientras Dani Pedrosa cruzaba la meta triunfador.

Márquez le dio un topetazo a Jorge, entonces en Yamaha, lo sacó de pista y le arrebató la segunda colocación. En el parque cerrado, el mallorquín le negó el saludo y le respondió con un gesto indubitable de "eso no se hace".

La llegada de Lorenzo a Honda fue el secreto mejor guardado de la última década: mientras parecía sin moto oficial para 2019 y hasta se especulaba con la renovación de Pedrosa, un ladero que no molesta a Márquez en el Ala, Alberto Puig aceptó la llamada de Lorenzo y HRC fichó al mejor piloto de la elite después de Márquez.

Al tiempo que el cuádruple campeón se ufanaba pidiendo un compañero que le "diera caña", sus jefes japoneses le informaron que estaban negociando el acuerdo con Lorenzo. Marc preparó su mejor sonrisa pública y Jorge elogió la valentía de quien lo aceptó como compañero sin chistar.

Desde que el excampeón empezó a triunfar con Ducati y la marca se consolidó como rival principal de Honda, Lorenzo se dispuso a ganar cuanto estuviera a su alcance en el afán por terminar 2018 como subcampeón, adelante de Dovizioso y de paso dejarle a Márquez una muestra de lo que vendrá. Después de su extraordinaria victoria en Austria todo parecía marchar según el plan del piloto de la Desmosedici 99.

Marc Márquez y Jorge Lorenzo pelean la posición en el GP de Gran Bretaña 2014.

Photo by: Yamaha MotoGP

El tetracampeón había tomado nota y lo consideraba su principal rival a pesar de que Lorenzo ni siquiera estaba segundo en el Mundial. Los duelos en Brno -por el segundo puesto- y Spielberg -por la victoria- fueron intensos y cargados de tensión, dos invitaciones a imaginar 2019 por anticipado, pero terminaron con los contendientes sonrientes en el parque cerrado.

La sucesión de hechos en el Motorland de Aragón comenzó antes de la largada, cuando Márquez acomodó su RC213V cruzada en el tercer cajón de la parrilla. Como el puesto de la pole está en la parte externa, la moto número 93 apuntaba hacia ese lado como si fuera a cruzarse en el camino de las Ducati de Lorenzo y Dovizioso, que la precedían. Buscaba, en realidad, llegar pronto al mejor radio de giro para el viraje inicial.

No bien se apagó el semáforo, el catalán largó perfectamente, pasó al italiano y al llegar a la primera curva encaró por adentro a su compatriota. Agresivo, lo pasó yéndose en el lance un poco fuera de la huella y se acomodó adelante mientras Lorenzo, más abierto, se apuró a abrir el gas, la moto perdió adherencia, derrapó y lo lanzó en peligroso vuelo.

El parte médico enumeró lesiones en el pie derecho, un dedo dislocado y una pequeña fractura que, según el piloto, ponen su participación en Tailandia entre signos de interrogación.

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Una vieja maniobra del motocross, disciplina que sirve de entrenamiento a varios pilotos de MotoGP, volvió a alimentar los comentarios mientras el Mundial se despide de Europa: Lorenzo acusó a Márquez de haberle hecho un block pass, el tipo de sobrepaso que incluye bloquear el camino del quien acaba de ser superado ya sea con una frenada justo adelante en caso de que haya una curva o poniendo la moto en la calle de circulación como Rossi hizo con Márquez en el recordado Gran Premio de la Argentina de 2015.

Según los estándares de Lorenzo, Márquez se pasó de la raya en Aragón. Sin embargo, a la Dirección de Carrera ni siquiera le pareció pertinente evaluar la maniobra.

Lorenzo espera una disculpa sincera de Márquez, su futuro compañero, mientras el sueño de concluir su estancia en Ducati como subcampeón -y delante de Dovizioso- ha sufrido dos andanadas de nocaut en Misano y Aragón.

La relación futura que se vive en presente es tan importante que la primera información que Márquez recibió en la pizarra de boxes al completar el primer giro en Aragón fue "Lorenzo out". Nadie le contó entonces a Marc que su hoy colega y próximo compañero lo señalaría como culpable de su traspié. Más allá de la agresividad de uno y de la exageración del otro, el idilio parece haber terminado temprano. Así son los amores de verano: impetuosos, tórridos y generalmente cortos.

Mira las imágenes de la caída de Jorge Lorenzo...

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