"Cuerpo a cuerpo": por Martín Urruty

Si las victorias consecutivas de Marc Márquez en Misano y Aragón, con las que duplicó la anotación de su rival Andrea Dovizioso -50 puntos a 25- en ese tramo del campeonato, parecían haber encaminado el rumbo del Mundial, el épico triunfo del italiano en Motegi fue el as que lo puso de nuevo en la partida. Aunque el campeón todavía tiene ventaja, reducida ahora a 11 puntos, la jugada de Dovi cuenta con valor agregado.

Su quinto éxito este año, con el que igualó la cifra de victorias de su vencido, le mostró al catalán que deberá seguir esforzándose a tope si pretende asegurarse la cuarta corona en MotoGP.

Antes de llegar a la casa de Honda, donde un año atrás se aseguró su tercer título, Márquez había anticipado que creía que el certamen 2017 se definiría recién en Valencia, cierre de la temporada. Parecía más una frase de ocasión que la sesuda previsión de un precavido. Visto lo ocurrido en el Gran Premio de Japón, aquel pensamiento del tricampeón adquiere nuevos fundamentos.

Pese a los tropezones previos, Dovizioso no ha perdido hambre ni disminuido la actitud que lo trajo hasta aquí. El italiano ha obtenido en las últimas diez carreras más del doble de las victorias logradas en sus primeras 165 en MotoGP, un dato que sirve para pintar la prestación de Ducati pero, principalmente, la forma del piloto.

En Japón, la competencia que convocó a los jerarcas de los tres constructores locales participantes en el Mundial, quedó claro que los únicos habilitados para pelear por el título son Márquez y Dovi. Por algo han sido los ganadores en las últimas siete carreras. La última vez que el vencedor no fue uno de ellos ocurrió cuando Valentino Rossi se impuso en Assen.

La pobre prestación de Yamaha en la lluvia, una constante durante buena parte de este ejercicio, dejó a Maverick Viñales fuera de concurso. A pesar de que los números todavía le permiten soñar con una utopía, la realidad no es de ensueño sino una pesadilla para el español. Yamaha ya no es un contendiente y por eso trabaja recopilando información para tomar la dirección correcta en el desarrollo de su prototipo 2018.

Más que los cinco puntos que recortó en el campeonato, los ribetes del triunfo de Dovizioso son los que sostienen su candidatura al título. Porque como en Austria, derrotó a Márquez en pelea mano a mano. Lo apuró para que no se sintiera cómodo intentando incitarlo al exceso, ejecutó una crucial maniobra de sobrepaso en el último tercio de vuelta y finalmente tuvo frialdad de cirujano para responder al ataque del corredor de Cervera en la última curva. El desahogo de ingenieros y mecánicos en el box de Ducati y hasta la celebración del siempre correcto Dovi aportaron a la épica.

También lee:

Márquez parecía tener la victoria a la mano en Motegi y si la conseguía, tercer triunfo en fila y sexto del año, y 21 puntos de ventaja con 75 como máxima cosecha posible, el Mundial empezaba a quedarle definitivamente servido. Sin embargo, Dovi apuró cuanto pudo al campeón para que supiera que intentaría pasarlo. Al cabo, el segundo puesto le sabía a prolongación de agonía más que a una sumatoria útil. Por eso intentó seguirlo en el tramo más sinuoso del circuito y consiguió rédito: la Honda 93 experimentó una ligera patinada en la curva 8, suficiente para darle aún más confianza a Dovi, que recortó unos metros. Su trazada por la curva 10 fue magnífica.

Y así salió cerca de Márquez a la recta larga de Motegi, donde la velocidad punta de la Desmosedici sirvió para emparejar al líder. La zambullida en el frenaje del viraje 11, luego de haber bajado 200 km/h de velocidad -de 280 a 80- en unos cuantos metros, resultó perfecta. Sin embargo, sabía que Márquez no se rendiría ni ante la evidencia de que había sido superado. Como había sucedido en el Red Bull Ring, el español intentó el sobrepaso en la última curva, esta vez más limpio y sin roce, pero Dovi también estaba esperándolo para dejarlo entrar, levantar antes la GP17 y abrir el acelerador hasta la línea de meta. Esa madurez le ha permitido al italiano ganarle dos extraordinarios mano a mano al siempre insistente español.

Una frase de Dovi previa al inicio del periplo de ultramar, que inicialmente pasó inadvertida, cobra mayor relevancia luego de lo sucedido en Motegi. "(Jorge) Lorenzo marca la realidad de Ducati", había dicho el italiano que se encamina a cerrar su quinta temporada con la marca. Un año atrás, varios se preguntaban en Borgo Panigale si habían acertado al elegirlo en lugar de Andrea Iannone como segundo piloto para que fuera compañero de Lorenzo.

El mallorquín tricampeón ha logrado dos podios en su primer año con el constructor italiano. Dovizioso, cinco victorias y otros dos ascensos al podio. Su discurso representa un sutil mensaje para sus empleadores, rivales y desconfiados de distinto pelaje. Es posible que tampoco el nivel de Honda sea el que muestra Márquez. Y que los dos fabricantes estén sacando provecho de las habilidades extremas de sus pilotos. Bienvenido sea. Eso pronostica una definición cuerpo a cuerpo. Y Dovi mostró que está preparado.