Carta abierta a Alonso: Cambia la F1 por la IndyCar
A pesar de ser uno de los pilotos más grandes en la historia de la Fórmula 1 y de estar en aún en el pico máximo de su rendimiento, Fernando Alonso no gana una carrera desde hace cuatro años. Ya es tiempo, dice David Malsher, para que esta leyenda se reencuentre con el éxito.
Querido Sr. Alonso,
Millones de aficionados al deporte motor te consideran desde hace tiempo como uno de los pilotos más grandes de todos los tiempos en la F1. Nos hemos maravillado con tu dedicación, tenacidad en pista, pilotaje, valentía y habilidades.
Admiramos tu ultracompetitividad que se transformó en resentimiento en McLaren por primera vez en 2007, cuando te encontraste con el debutante Lewis Hamilton como compañero.
Supimos que esa relación no iba a terminar bien, porque cuán irritado estuviste en las dos o tres ocasiones que tu compañero en Renault Giancarlo Fisichella logró batirte o se puso en tu camino. Con el ritmo de Jarno Trulli a una vuelta conseguiste lidiar, porque sabías de sobra que lo demolías en carrera.
Y ese ha sido siempre tu carácter. En cuanto a no querer retirarte siempre has estado entre los dioses de los grandes premios con Tazio Nuvolari, Stirling Moss, Gilles Villeneuve y Ayrton Senna y es un atributo que tiene su efecto en todos los que trabajan contigo. Eso explica por qué Ron Dennis volvió a tender puentes en 2014 y te volvió a fichar.
Y aún ahora hay fuertes rumores, que solo has negado a medias, de que en Spa-Francorchamps aparcaste tu coche en boxes. No, no uno rápido, no uno que pueda terminar en los puntos en un circuito de potencia, pero uno que funcionaba. Y no es la primera vez que esos rumores te han sobrevolado en las dos últimas temporadas. Verdad o mentira, hubo un tiempo no hace mucho en el que esos rumores no hubieran sido válidos.
Tus fans verán tu desesperación como la última acusación –junto al casillero de puntos– de esta patéticamente improductiva asociación entre McLaren y Honda. Tener un coche competitivo lo es todo para ti. Tus críticos dirán que, por lo que cobras, deberías conducir tu coche sea como sea.
A mí no me gusta la idea de un piloto capitulando cuando conduce un coche que no tiene un fallo mecánico. Nigel Mansell ya lo hizo en su última carrera de F1 con McLaren en el GP de España de 1995 y supuso el final de esa asociación.
Por otro lado, la mayoría de la gente entenderá tu frustración. Nos compadecimos con tus subtítulos de 2012 y 2013, a pesar de haber luchado contra el Red Bull de Sebastian Vettel con un coche notablemente inferior. Mucho de nosotros sentimos que habías probado que seguías siendo el mejor.
El hecho de que los libros de historia no puedan confirmar esa asunción es una fuente de irritación para tus fans, por lo que uno solo puede imaginar lo mortificante que debe ser para ti mismo que tu último campeonato fuese hace 11 años, tu última victoria, hace cuatro.
Desde comienzos de 2014, tus mejores resultados han sido tres quintos puestos. En ese mismo período, has visto ganar a Hamilton 37 carreras y dos Mundiales, al retirado Nico Rosberg 20 victorias y un título y a tu sustituto en Ferrari, Vettel, siete carreras y tener opciones de título este año.
Si la F1 da tan poca satisfacción, más allá de demoler a tu altamente reconocido compañero Stoffel Vandoorne, ¿qué opciones tienes para 2018? Estás sin sitio en Ferrari. Mercedes parece que mantendrá a Hamilton y a Bottas.
El rendimiento de Red Bull es parecido al del Ferrari que tú dejaste. Williams no ha construido un coche ganador en años. La única alternativa para McLaren es Renault, lo que haría su coche más fiable y un poco más rápido, pero eso te dejaría sufriendo para lograr podios, alguna victoria suelta. Renault, Haas y Toro Rosso no van a gastar millones en ficharte porque saben que tu monumental talento no va a reducir la diferencia con Mercedes y Ferrari.
¿Qué queda? La IndyCar.
Si estás preparado para sufrir una notable reducción salarial –piensa en 4,7 millones de dólares en vez de en 47 millones–, hay equipos y patrocinadores que se embarcarían en la aventura para hacerla posible.
En Indy 500 este año fuiste estimado y apreciado por IndyCar, IMS, Honda, Andretti Autosport, McLaren, los medios y los fans. Agradecidamente, vimos que los sentimientos fueron recíprocos. Aquellos que te conocen bien o tratan contigo habitualmente en F1 admitieron que en el Brickyard te vieron feliz por primera vez en años.
Ahora la idea de aplicar tu mente y tu talento en todos los circuitos de la IndyCar es algo que llenaría a todos los aficionados con una sensación de intriga. Haciéndolo en un momento en que sabes que tu déficit con tus rivales se ha reducido dado que todos comenzarán de nuevo con los paquetes aerodinámicos nuevos.
Sin los paquetes hechos por los fabricantes, los Chevrolet y los Honda deben estar bastante igualados en todos los circuitos. Y aunque Penske parezca el top en cuanto a presupuesto y recursos, pueden ser batidos cada fin de semana. Así es la IndyCar.
Simplemente piénsalo: por primera vez en sabe Dios cuánto tiempo, puedes estar en una categoría de monoplazas en la que de nuevo tú marcarás la diferencia, donde tu talento y tu pilotaje pueden llevarte a la victoria.
Recuerda que, con el cambio para el año que vine, según Montoya y Oriol Serviá, el ritmo del IndyCar en los óvalos estará más determinado por el talento del piloto, al reducir la carga aerodinámica y al aumentar la diferencia entre la velocidad punta en recta y aquella en curva.
Sería genial, obviamente, si trajeras a McLaren contigo: la categoría daría la bienvenida de otro prestigioso equipo, sobre todo uno que tuvo éxito allí en el pasado.
La próxima vez que clasifiques 18º por la unidad motora, su MGU-H o MGU-K, o la próxima vez que Mercedes te pase tan rápido que sientas que llevas un GP2, intenta pensar en lo gratificante que eran los días en los que te subías a lo alto del podio.
No, la IndyCar no es la Fórmula 1, pero no sería un paso atrás. Es tiempo de que seas feliz de nuevo y solo hay una manera de que un ultracompetitivo, un ultraganador talentoso, pueda hacerlo.
Te veo en St. Pete, espero.
Saludos,
Malsher
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