Ricardo Rodríguez, 75 años de su nacimiento
Este 14 de febrero se cumple un año más del natalicio del piloto mexicano que fue contratado por Ferrari en la década de los sesenta pero que perdió rápidamente la vida en un accidente.
Enzo Ferrari tenía una gran capacidad para identificar a los talentos del deporte motor. Fue con esa misma inteligencia que al ver al mexicano Ricardo Rodríguez y como con apenas 18 años conseguía un podio de segundo lugar en Le Mans, estableciendo el récord del piloto más joven en lograr un top tres en la tradicional carrera francesa, de inmediato le abrió las puertas de la fábrica en Maranello para darle una oportunidad en la Fórmula 1.
El paso de Ricardo Rodríguez fue fugaz en la máxima categoría del automovilismo pero cautivó varias miradas, como las de la revista Sports Illustrated que en 1962 le dedicó a una portada donde destacaba el titular “México envía un niño a Sebring”. En el mismo texto lo nombraban como na de las “estrellas internacionales de mayor vuelo en la exhibición de este sábado en Sebring”.
La misma publicación norteamericana destacó el talento de Ricardo “un novato que hace sudar a los veteranos. Él ya ha competido en cinco años en las carreras de automóviles deportivos internacionales. El año pasado, conduciendo un Ferrari privado con su hermano mayor, pero menos talentoso, Pedro, se mantuvo por delante de los Ferraris oficiales durante cinco horas en Sebring. En la gran carrera de Le Mans de 24 horas, los hermanos acosaron a los Ferrari de fábrica durante horas y horas”.
Ricardo era de esos talentos que estaba nacido para el deporte motor, sin importar su especialidad. ¿Motocicleta? Claro, también lo hizo. ¿Autos deportivos? Segundo en Le Mans en 1960 ¿Fórmula 1? Debutó con tan sólo 19 años y 208 días en la máxima categoría en el Gran Premio de Italia de 1961, convirtiéndose en ese momento en el más joven en arrancar una competencia de F1, un récord que perduró hasta este siglo y que ahora pertenece a Max Verstappen, aunque el mexicano aún tiene algo que presumir: lo hizo saliendo desde el segundo sitio, aunque en carrera abandonó con apenas 13 vueltas por un fallo en el sistema de combustible.
Enzo le dio una nueva oportunidad al siguiente año donde arrancó en cuatro de nueve carreras que conformaron la temporada. En dos competencias sumó puntos, con un sello sobresaliente con el cuarto sitio en Spa-Francorchamps y después con un sexto puesto en el Nurburgring.
Ante todo eso, el plan era ir por un tercer año, pero eso no ocurrió. El 1 de noviembre de 1962 encontró la muerte en la Ciudad de México, en la curva Peraltada, corriendo en una fecha de exhibición, sólo por el honor de su país, en un ejemplo de que en ocasiones el destino ya parece escrito, porque él se disponía a retirarse de la pista. El niño de oro perdía la vida y con ello tal vez se iba el máximo talento que el país ha dado.
Las palabras pueden parecer vacías y más proviniendo de otro mexicano, pero Giovanni Lurani, editor de Auto Italiana, dijo a la revista SI que “Ricardo combina los reflejos de la juventud con la experiencia de pilotos más maduros. Su estilo no ha sido totalmente moldeado, pero ya está cerca de la perfección. En Monza él mostró cómo un piloto de primera clase el piloto puede cambiar fácilmente de autos deportivos a monoplazas”. Así era la forma en que el mundo veía al más joven de los Rodríguez, un piloto que con solo dos décadas de vida fue considerado como un competidor con el potencial para ser futuro campeón de la Fórmula 1.
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