Montezemolo: "El ADN de Schumacher está en Ferrari"

Faltan pocos días para el cumpleaños número 50 de Michael Schumacher y las celebraciones de este hito tan importante de la vida del "Kaiser" se iniciaron hace algún tiempo.

Uno de los más cercanos a él es Luca Cordero di Montezemolo, el presidente de Ferrari de "Schumi" en la era de los 5 Campeonatos del Mundo de Fórmula 1 conquistados por los alemanes.

No es ningún secreto que la relación tan estrecha entre el mismo número 1 de Cavallino Rampante (en la empresa) y la del volante (en la pista) fue mucho más allá que una simple relación de trabajo, como el propio Montezemolo reiteró en una entrevista para las páginas del Quotidiano Nazionale.

"Con él ganamos y ganamos todo una y otra vez, y nuestra relación pronto se convirtió en una amistad personal", dijo el directivo. "Estoy de acuerdo con la elección de privacidad que la familia quiere según sus términos. espero con buenas noticias y deseo que su hijo Mick repita solo en parte las hazañas de su padre".

Schumacher tuvo que dividirse entre la Fórmula 1 y el hogar para criar a sus dos hijos (Gina Maria y Mick precisamente), lo que hizo con la misma atención y cuidado que lo hacia en sus autos.

"Tal vez sorprenda, pero lo primero que me viene a la mente, sobre Schumi, no es sobre el piloto, sino el hombre de familia. Mick, el segundo de su clan, acababa de nacer, y todos los Schumacher vinieron a mi casa. Era verano, hora de los mosquitos Bueno, ¡cada cinco minutos, Michael corría para comprobar si por casualidad un insecto había picado al niño! Me llamó la atención su atención al detalle. Con Schumi, te dabas cuenta de que el detalle más pequeño aún era fundamental. parte del inmenso talento detrás del volante, creo que dejó un rastro en el ADN de Ferrari".

El chico de Kerpen no descuidó nada e hizo todo lo posible para trabajar en las mejores condiciones, con Ferrari cumpliendo sus peticiones, entendiendo que era el camino correcto para el éxito.

"Estaba a menudo en Maranello para las pruebas, que no estaban limitadas en ese momento, ya que siempre iba a jugar fútbol con los mecánicos y luego comía pizza, no le gustaba demostrar que había regresado al hotel a última hora. En el apartamento que Enzo Ferrari había construido junto a la pista de Fiorano, también establecimos un gimnasio porque estaba obsesionado con la eficiencia física, por lo que creamos un garaje para su entrenamiento".

"Gianni Agnelli amaba a Schumi, lo admiraba, dijo: este alemán es muy querido para mí, en el sentido de que cuesta mucho, pero vale la pena".

Montezemolo y Schumi tuvieron que enfrentar 5 años muy difíciles antes de llegar a los tan esperados laureles. Una relación que, en lugar de desgastar y reventar mal, se consolidó en los momentos más difíciles.

"Siempre fue coherente consigo mismo, incluso en momentos de dificultad, que no faltaron. Hoy en día recuerda con acierto las victorias, pero necesitó cinco años para triunfar. Hubo derrotas y controversias en el medio. Al menos dos veces, en 1997, después del choque con Villeneuve y en 1998, luego del incidente con Coulthard, en Bélgica, ¡fui bombardeado con invitaciones para despedirlo! ¿entiendes? Me dijeron que no podía controlar las emociones, imagina eso".

Ferrari para Schumacher y Schumacher para Ferrari, para bien o para mal: una combinación que los llevó a la cima del mundo.

"Confié en él y en Jean Todt, el equipo, y, sobre todo, vi cómo Michael alentó el crecimiento de los jóvenes ingenieros, quienes aprendieron de él. Por su ejemplo, un hombre cien por ciento del equipo, manejó para mi Ferrari desde el 1996 a 2006. No encontrarás una polémica contra la compañía, Schumi siempre ha tenido una buena dosis de emotividad, incluso si sabía cómo gobernarla".

Una espera que duró hasta el 8 de octubre de 2000, cuando en Suzuka el F12000 #3 conducido por Michael cortó la línea de llegada victorioso al final de una carrera donde se explotó la estrategia de la parada en boxes contra el McLaren de Mika Häkkinen.

"Fue un momento histórico, hubo una ansiedad popular. Schumi encarnó una expectativa casi mesiánica, ese domingo estaba en casa frente al televisor, atormentando amuletos y talismanes y rezando, Mezclando lo laico y sagrado. Hay tres vueltas para el final, estoy en apnea, suena el teléfono. Es Gianni Agnelli. Luca, me dice, felicidades, la pesadilla ha terminado. ¡Un momento, por suerte llegó la bandera a cuadros!".

El sueño de Montezemolo se hizo realidad en 2000 y continuó hasta 2007, el año del último título llevado a casa por un piloto "Rojo", alias Kimi Räikkönen. En el medio, Felipe Massa, Fernando Alonso y ahora Sebastian Vettel lo intentaron y lo intentaron de nuevo. ¿Será 2019 el buen año? Montezemolo concluye con el aplomo habitual.

"No quiero decir nada, soy un fan como muchos y como todos, sueño con renacer...".