'Leclerc ya es Caballero Rampante', por Adrián Puente

Viernes. Leclerc montó neumáticos duros en la FP2 sobre el final. Hizo un sólo stint, marcó 1.22.4 y se guardó. Sería lo último para la doble función del viernes, condicionada por la lluvia y el fresco de un verano en retirada. Ese giro fue 6/10 más rápido que la mejor vuelta con duro en carrera. Allí Ferrari tuvo el parámetro de estar en una estrategia competitiva para un auto proclive a gastar demasiado caucho, más aún con el ritmo impuesto habitualmente por el joven de Mónaco.

Austria marcó un precedente de desgaste de neumáticos que obturó lo que podría haber sido la primera victoria de Ferrari este año. En Bélgica pudo remendarlo, no sin angustias. La clave sería, esta vez, cubrirlo todavía más de cualquier contingencia. En la vuelta 20, Ferrari dió el golpe. Con neumáticos duros propuso a Leclerc resistir unas 33 vueltas y, tal vez contra algunos pronósticos, resistió. Incluso pese a la persecución de infierno de Hamilton, y Bottas hacia el final.

La diferencia que logró Leclerc en poco tiempo es su destreza de manejo. A partir del Red Bull Ring entendió el arte del combate, y después de despistarse en el motódromo de Hockenheim en una pista deslizante, en Budapest soportó por última vez la innecesaria preferencia de Ferrari hacia Vettel. Colmado el vaso de su paciencia, el retorno de las vacaciones promovió en pista un “partisano” que va más allá de la resistencia. A partir de ahora Leclerc impone su ley, y no sólo gana carreras, además invirtió el orden impuesto desde Maranello.

Es cierto que Spa y Monza son trazados más adaptables al poderío italiano, pero el monegasco no llegó a la victoria justamente de manera muy cómoda. El asedio en ambos casos fue brutal. Tanto que Hamilton ahora promete una conducción más agresiva a partir de Singapur.

Ronda 14, siete competencias en juego, 102 puntos de diferencia y 175 en disputa. Las matemáticas todavía cierran, pero la realidad no deja tanto margen para la utopía. Leclerc hace un llamado a una nueva era para Ferrari. Deja las cosas más claras para el futuro. Quién es quién en la batalla interna. Cede a Mattia Binotto la responsabilidad de cómo recuperar a Sebastian Vettel como eslabón funcional a las necesidades del equipo. Ahora la demanda es de quien se convirtió en la revelación del campeonato. Un piloto al que no le pesó una butaca tan demandante. Ferrari sacó lo mejor de sí mismo. Monza rendida a los pies de Leclerc, fue como la espada a la monarquía. Armado Caballero Rampante, el imperio rojo le pertenece.

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