Partiendo de las oficinas de Red Bull en Tokyo, Japón, Max Verstappen y Daniel Ricciardo aprovecharon su estancia en la ciudad oriental para conducir un coche totalmente japonés: un Bosozuko de Kaido Racer.
Siendo un modelo único, construido totalmente por su propietario Souki, este original coche fue prestado a los pilotos de Red Bull para dar una vuelta por las transitadas calles de Tokyo.
El coche llamó la atención de la gente; más al percatarse que los tripulantes eran los pilotos de Red Bull de F1, quienes contaron su experiencia a los aficionados que se acercaban para pedirles autógrafos y fotos.
Al final del recorrido Daniel comentó: "está muy bien. ¡Es bajo! En cada golpe me he asustado, pero es muy agradable y le hemos dado algunos buenos golpes. Me siento como si estuviera marcando tendencia. Recibimos muchas miradas de los chicos en la calle ya que les gusta ver este tipo de coches".
Max también dijo: "hoy no fui el conductor, dejé a Daniel hacerlo. Preferí ser el pasajero, pero todo el mundo nos volteaba a ver mientras conducíamos. Los colores están bien – me refiero al anaranjado-, que siempre es bueno".
Ricciardo y Verstappen regresaron el coche a salvo a su dueño en las oficinas de Red Bull y tomaron el tren bala para regresar a Suzuka para el GP de Japón.
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