'Esperando la guinda de 2017 en Bakú', la columna de Albert Fábrega
Nueva columna de nuestro colaborador Albert Fábrega, en la que celebra el debut del nuevo circuito de Azerbaiyán. Un trazado al que sólo le faltó una guinda que espera que llegue el próximo año.
Foto de: XPB Images
Helmut Tilke y sus muchachos han hecho un gran trabajo en Bakú. La Fórmula 1 se va de la capital de Azerbaiyán con mucho mejor sabor de boca del que llegó. Los ingredientes del cocido eran poco alentadores: un país desconocido, una ciudad de más de 2000 años rodeada de edificios modernos y un asfalto vertido sobre adoquines. Poder y saber combinar espectacularidad y desafío técnico/deportivo a la par, no era tarea fácil.
El tiempo dirá si Bakú es capaz de consolidarse en el calendario mundial. Me temo que no dependerá ni de nuestra opinión, ni la de los equipos, ni de la de los pilotos. La F1 necesita cantidades infames de dinero para seguir engrasando la maquinaria que le permite ser el mayor y mejor espectáculo del mundo del motor. Y hay que encontrar nuevos escenarios y sobretodo nuevos tesoros. Y es que el impacto internacional que genera la llegada del gran circo de un país poco conocido como este, hace que la F1 siga siendo un altavoz atractivo para muchos países y para nuevas economías.
Escenarios como Bakú ayudan a la F1 a recuperar su identidad
Técnicamente, Bakú no es Mónaco, ni tampoco Monza, pero la carrera nos ha dejado pinceladas de ambos: Imágenes de postal y récords de velocidad. Monoplazas rozando e incluso tocando guarda railes y pilotos luchando a velocidades que llegaron a superar los 370 kms/h. En un contexto en el que la F1 sigue esforzándose en recuperar su identidad, escenarios como el de este fin de semana ayudan.
Les compro que en carrera disfrutamos de pocas emociones. Quizás los adelantamientos, accidentes e incidentes que nos dejaron las carreras de GP2 nos hacían prever un gran premio lleno de sobresaltos. Pero precisamente las desafinadas de los teloneros hizo que los protagonistas del concierto ajustaran bien sus instrumentos.
Los pilotos estuvieron condicionados en la salida por la GP2
Los pilotos de F1 se dieron cuenta que el gran premio no se decidiría ni en la primera curva, ni tampoco en la primera vuelta. Todos (o casi todos) se sentaron ante los monitores a disfrutar y aprender de las dos mangas de GP2. Y vieron que la precipitación en Bakú era una trampa sin retorno. Bakú ofrecía suficientes espacios y tempos como que para cada piloto y equipo pudieran demostrar a final de carrera su velocidad y momento. Y así fue.
A Bakú le faltó la guinda que hubiera redondeado un fantástico debut. Una guinda que puede llegar de la mano del nuevo reglamento y que puede cambiar la inercia de los ciclos. Un 2017 que nos llevará un chasis completamente nuevo, pero sobretodo las bases para poder igualar las prestaciones de los motores, el elemento más decisivo en este trazado. Los que van a remolque ya tienen la llave para acercarse a Mercedes. Y Bakú 2017 será un buen examen para ellos. Ya no tendrán excusa.
Ah sí, siempre les queda la de las gomas.
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