Historia

España 1981: Villeneuve y su mejor carrera defensiva

¿Cómo contuvo Gilles Villeneuve el ataque de varios competidores en el circuito de Jarama y ganar con el motor turbo Ferrari en 1981?

Gilles Villeneuve, Ferrari

LAT Images

Gilles Villeneuve era un piloto que nunca se rendía, incluso cuando todo salía mal, o si una pieza se rompía o si su auto se detenía. Su victoria en el Gran Premio de España de 1981 es una prueba perfecta de esto.

Su Ferrari 126CK era difícil de conducir. Si bien el motor turbo no era muy flexible, si era muy potente. Sin embargo, el chasis era un desastre. Ineficaz, transformaba cada giro en una prueba desagradable, pero Villeneuve nunca dejó de tratar y contraatacar; pero su Ferrari no quería ir a donde quería.

A mediados de junio de 1981, los equipos de F1 alineaban sus camiones en el paddock del circuito de Jarama para el Gran Premio de España. Villeneuve y los miembros de la Scuderia Ferrari estaban en el cielo, porque el originario de Quebec acababa de domar su 126CK en las sinuosas calles de Mónaco; una hazaña que nadie creía posible en un momento en que los violentos motores turbo eran extremadamente difíciles de controlar y operar gracias a sus interruptores que ofrecía hasta 600 caballos de fuerza.

Gilles Villeneuve, Ferrari 126CK

Gilles Villeneuve, Ferrari 126CK

Photo by: Motorsport Images

El circuito de Jarama, ubicado cerca de Madrid, tenía las mismas características que el trazado de Mónaco: una pista corta, bastante tortuoso, lleno de curvas lentas en donde era difícil adelantar.

El francés Jacques Laffite tomó la pole position a los controles de su Ligier JS17 con motor Matra V12. Quedó por delante de los Williams FW07C-Ford de Alan Jones y Carlos Reutemann, el McLaren MP4 / 1-Ford de John Watson, el Renault RE30 de Alain Prost, el Alfa Romeo 179C de Bruno Giacomelli y el Ferrari de Villeneuve, que fue más lento que el Ligier por 1.2s en la vuelta.

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Villeneuve y su defensa perfecta

En el momento del arranque, Laffite frenó ante un ligero movimiento de su Ligier en la parrilla tratando de evitar una sanción, esa acción lo llevó a perder varios lugares cuando todos arrancaron. Esto permitió que Jones tomara la delantera y Villeneuve avanzó al tercer lugar, que rápidamente se convirtió en segundo cuando adelantó a Reutemann en la segunda vuelta.

Jones se alejó gradualmente del resto del pelotón que era liderado por el canadiense.

Durante la 14ª vuelta, el australiano cometió un error de conducción que podría catalogarse como tonto. Bloqueó sus ruedas al frenar y su Williams terminó en una trampa de arena. Los oficiales de pista lograron ayudarlo (estaba permitido en aquel tiempo) y se reincorporó a la carrera en el puesto 16.

Villeneuve se quedó a la cabeza delante de Reutemann. A pesar de que el Williams era más rápido por vuelta que el Ferrari, el argentino no puedo alcanzar al monoplaza del Cavallino Rampante, a menudo desequilibrado totalmente en las curvas, especialmente por el sobrecalentamiento de los neumáticos traseros. Bajo esas condiciones, el canadiense era más un tapón que retrasaba a todos, provocando un tren detrás de él.

Más tarde, Laffite, quien venía remontando, dobló a Reutemann y comenzó la persecución sobre Villeneuve, pero sin éxito.

Con 12 vueltas para el final, los primeros cinco autos rodaban rueda a rueda con Villeneuve en el primer lugar, perseguido por Laffite, Watson, Reutemann y Elio De Angelis en su Lotus 87-Ford.

Villeneuve, un equilibrista sin igual, se las arregló para mantenerse al frente de este grupo de feroces competidores, con Laffite poniéndose a su lado en las curvas, pero el canadiense siempre manteniendo al Ferrari a la cabeza.

La fenomenal potencia de su V6 turboalimentado fue suficiente para marcar la diferencia en las rectas cortas.

A pesar de la enorme presión, Villeneuve no se rindió. Entre la vuelta 14 y la 80 de esta loca carrera, resistió todos los ataques. Cruzó la línea de meta en primer lugar, justo por delante de Laffite, Watson, Reutemann, de Angelis y su compañero de equipo, Nigel Mansell. Los primeros cinco autos estuvieron separados por apenas 1.231 segundos, el tiempo de un parpadeo.

El Rey Juan Carlos llegó un poco tarde a la ceremonia de premiación, así que los tres primeros, físicamente cansados, se sentaron en el podio y se rieron y charlaron. Laffite y Watson estaban decepcionados por haber perdido la victoria por tan poco tiempo, entendiendo que Villeneuve ese día no solo fue fuerte, sino que además demostró como defenderse en circunstancias difíciles.

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Photo by: International Press Agency

 

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