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Lo que sufrió Ferrari en 2020 resalta el gran desafío de 2021

Ferrari la pasó muy mal el año pasado en la Fórmula 1, cuando la falta de potencia dejó a Charles Leclerc y Sebastien Vettel a los pies de sus rivales.

Charles Leclerc, Ferrari SF1000, Sebastian Vettel, Ferrari SF1000, en pit lane

Foto de: Glenn Dunbar / Motorsport Images

Pero mientras que la amplitud de los problemas del equipo de Maranello fue evidente desde la pretemporada, realmente fue un cambio de normativa relacionado con el COVID-19 lo que selló el destino de su temporada 2020.

Como parte de las medidas de ahorro introducidas para ayudar a la F1 a sobrevivir a la crisis financiera provocada por la pandemia, se impusieron una serie de limitaciones a las actualizaciones de los coches y las unidades de potencia.

Una de ellas fue la imposición de una congelación del motor, lo que significaba que la especificación de la unidad de potencia utilizada al principio de la temporada era la única que podía utilizarse durante el resto del año.

Esto implicó que, aunque Ferrari sabía aún qué mejoras tenía que hacer para recuperar la potencia perdida, no había nada que pudiera hacerse durante la temporada para solucionar ese déficit.

A finales del año pasado, el director de la escudería Ferrari, Mattia Binotto, dijo que si las normativa hubiera sido completamente abierta, su equipo habría dado prioridad a las mejoras del motor.

"Si en 2020 no estuviéramos congelados, creo que la unidad de potencia sería lo primero que trataríamos de abordar durante la temporada", dijo.

"Y creo que habríamos tenido una actualización sin duda en 2020 antes de llegar a la de 2021. Creo que la actualización que hubiéramos tenido habría sido al menos suficiente para no ser la peor unidad de potencia de la parrilla”.

La experiencia por la que pasó Ferrari el año pasado, de tener efectivamente las manos atadas en términos de lo que podía hacer, es una advertencia sobre las tensiones a las que se enfrentan los fabricantes de motores de F1 en 2021 para hacerlo bien de inmediato.

La regla de congelación de motores sigue vigente, por lo que la especificación que se utilice en el Gran Premio de Bahréin (26-28 de marzo), que dará inicio a la temporada, será la que se deba mantener durante toda la campaña. No habrá una segunda oportunidad para solucionar cualquier carencia.

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El director técnico de Mercedes, James Allison, dejó claro la semana pasada que el personal de la unidad de potencia tuvo un invierno estresante y dijo que es un "reto importante".

"Aparte del hecho de la presión que tiene la división de unidades de potencia para encontrar más rendimiento de su motor, y el intenso esfuerzo que hay detrás de ello, tuvieron que hacerlo en un contexto normativo donde hay menos oportunidad para los errores", dijo.

"En años anteriores había tres oportunidades repartidas durante el año en las que podía llegar una mejora del motor. Con cada nueva unidad de potencia podías tener un diseño diferente y, con suerte, aportar un rendimiento cada vez mayor con cada motor que sacaras a pista".

"En 2021, solo se te permite una oportunidad para poner esa mejora de rendimiento en el asfalto. Por lo tanto, tienes que saber que debes poner todo lo posible en esa mejora y hacer que se mantenga, porque solo tienes esa única oportunidad”.

"Eso aumenta la presión sobre la división de motores para asegurarse de que se saca lo máximo posible de esa única oportunidad".

En realidad, la situación podría ser bastante crítica para el futuro de Red Bull, ya que está a la espera de una respuesta de la Comisión de la F1 sobre si los equipos rivales apoyarán una congelación completa de los motores de 2022 a 2025.

El equipo con sede en Milton Keynes tiene un acuerdo provisional con Honda para hacerse cargo del proyecto del fabricante japonés cuando se retire de la F1 a finales de año.

Pero el acuerdo solo puede seguir adelante si hay una congelación del desarrollo para el año que viene, ya que Red Bull no puede permitirse los enormes costos de I+D que supondría tener que desarrollar actualizaciones de motor.

La situación es bastante complicada porque Renault planea introducir un nuevo motor para 2022, por lo que no quiere tener que cambiar sus propios planes para adaptarse a una congelación temprana.

Parece que al final se acordará algún tipo de equilibrio, pero significa que, sin margen para el desarrollo de su propia unidad de potencia a partir de Bahréin 2021 hasta que entren en vigor las nuevas reglas, el destino a corto plazo de Red Bull en la F1 se enfrenta a un momento decisivo en términos de cómo rinde en las primeras carreras de la próxima temporada.

Por lo tanto, el trabajo que Honda ha hecho este invierno para cerrar la distancia con Mercedes será especialmente clave, aunque los mensajes que salen de la fábrica de la compañía parecen ser bastante alentadores.

Cuando se le preguntó sobre cuáles eran las indicaciones desde Japón a finales del año pasado, Max Verstappen dijo: "Sí, son muy positivas, pero sé también que los otros equipos no están parados. También están trabajando muy duro para mejorar. Esperemos, por supuesto, que podamos reducir un poco la distancia. Pero ya lo averiguaremos".

Con la cuenta atrás en marcha para los test y la carrera de Bahréin, no solo los nuevos coches van a estar bajo escrutinio, porque la forma en que los motores se comporten al principio será decisiva en las batallas que se avecinan.

Y el sufrimiento de Ferrari durante toda la temporada pasada es una valiosa lección sobre el precio que se puede pagar si no se hacen las cosas bien desde el principio.

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