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Circuitos perdidos de F1: El temido Montjuic

Décadas antes de que el Gran Premio de España encontrara su emplazamiento en Montmeló, el circuito urbano de Montjuic fue uno de los lugares más temidos del calendario de Fórmula 1.

François Cevert, Tyrrell 006 Ford

Foto de: Sutton Motorsport Images

El Circuit de Barcelona-Catalunya se construyó como parte del proyecto de los Juegos Olímpicos de 1992. La pista, a 30 minutos de la ciudad condal, iba a albergar la contrarreloj por equipos de ciclismo, pero fue creado con el objetivo a largo plazo de traer la Fórmula 1 de vuelta.

Curiosamente, muchos instalaciones olímpicas se construyeron en el anterior lugar de la Fórmula 1 en Barcelona: Montjuic.

La icónica colina que preside la ciudad jugó un papel crucial en varias etapas de la agitada historia de Barcelona. Debido a su ubicación estratégica, Montjuic fue el sitio ideal para fortificaciones medievales.

En el S.XX, la colina recuperó su importancia como sede de la Feria Mundial de 1929. En los años 30 la ciudad planteó una alternativa antifascista a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 de Adolf Hitler, que fue cancelada debido al estallido de la Guerra Civil española.

Entre 1933 y 1936, Montjuic también acogió cuatro ediciones del Gran Premio de Penya Rhin, una carrera que se celebró de forma irregular en tres circuitos urbanos diferentes en distintos barrios de Barcelona: Villafranca, Montjuic y Pedralbes. En 1936 el célebre italiano Tazio Nuvolari ganó la última edición en Montjuic.

Después de la II Guerra Mundial, Barcelona se unió al Mundial en 1951 en Pedralbes, pero después del desastre de Le Mans en 1955, la pista urbana desapareció del calendario.

La Fórmula 1 regresó a España en los años sesenta. El Circuito del Jarama, a las afueras de Madrid, se alternó con Montjuic.

Bruce McLaren pasa el Palacio de la Agricultura, ahora un teatro, en el Gran Premio de España de 1969

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La pista de Montjuic era una alegría para la vista. Mientras recorría la colina llena de historia, sus 3.79 km conectaban varios lugares emblemáticos y ofrecía unas vistas impresionantes.

El paddock estaba ubicado en el antiguo estadio olímpico. Desde la recta, los coches descendían hacia la famosa Fuente Mágica, pasando por el antiguo Teatro Griego, el Museo Nacional de las Artes y el museo al aire libre del Poble Espanyol, que les enviaba de vuelta a la recta principal.

Montjuic era un lugar glorioso para el automovilismo que presentaba cambios de altura y peraltes que recordaban a Mónaco. Pero también era peligroso. El sector final era particularmente rápido para una pista urbana.

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Tom Pryce y Arturo Merzario.

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Aún más problemático eran las inexistentes escapatorias. La pista estaba rodeada de árboles, solo separados de los límites del asfalto por guardarraíles.

Las cosas alcanzaron un punto crítico en 1975, cuando varios pilotos protestaron después de que una inspección revelara que varias partes de los guardarraíles no estaban montados correctamente.

Las horribles muertes de François Cevert y Helmut Koinigg, en Watkins Glen en años anteriores por culpa de barreras sueltas, aún estaban en la memoria de las personas.

Las horquillas y las curvas de Montjuic recuerdan a Mónaco.

Las horquillas y las curvas de Montjuic recuerdan a Mónaco.

La FISA (Federación Internacional del Deporte del Automóvil) presionó a los organizadores locales para que arreglaran sus guardarraíles, pero incluso esas soluciones eran cuestionables. Los primeros libres del viernes fueron cancelados, mientras que solo un puñado de pilotos tomó parte en la segunda sesión.

Una vez más, las reparaciones durante la noche no satisfacieron a los pilotos. Después de tres vueltas el sábado, Emerson Fittipaldi ya había visto suficiente. El brasileño se bajó de su McLaren M23 y se fue al aeropuerto.

Una muestra de los tiempos fue que la carrera siguió adelante de todos modos, incluso sin el actual campeón y a pesar del resultado negativo de una votación entre los participantes.

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Arranque del GP de España de 1975

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Durante la carrera, los peores temores se hicieron realidad cuando Rolf Stommelen perdió el alerón trasero de su Embassy Hill y saltó sobre las barreras. Cinco espectadores, entre ellos un fotógrafo y un bombero, fallecieron.

La tragedia selló el destino de la carrera y la Fórmula 1 nunca volvió a las sinuosas calles de uno de los lugares más intimidatorios de su historia.

Después del Jarama y Jerez, la F1 volvería a Barcelona en 1991 y cerraría el círculo.

Mientras, Montjuic seguía siendo el corazón cultural de la capital catalana. Las carreras finalmente encontraron un hogar más adecuado.

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