Bernie Ecclestone, el hombre que transformó la F1
El británico deja la dirección de la máxima categoría entre aplausos pero también entre críticas por su gestión al frente del deporte.
El nombre de Bernie Ecclestone es respetado en el paddock de la Fórmula 1; ya sea por temor o por admiración. Con 86 años de edad dirigió hasta hoy (23 de enero de 2017) los destinos de la máxima categoría del automovilismo. La llegada de un nuevo accionista mayoritario puso fin a la dirigencia de un británico que convirtió a la F1 en todo un espectáculo de millones de dólares.
Hijo de un pescador, Ecclestone es un ejemplo de astucia y lucha por ascender. Con sueños de ser piloto nunca tuvo el éxito esperado detrás del volante, fallando en dos ocasiones en 1958 para calificar al Gran Premio de Mónaco y de Inglaterra.
Sin embargo, todo mundo tiene un talento especial y Ecclestone lo encontró en la dirección y ventas. Antes de ascender al mando de la Fórmula 1 trabajó como vendedor de coches y dealer de Mercedes-Benz, pero también en la gestión de pilotos.
En 1957 se convirtió en el representante del piloto británico Stuart Lewis-Evans, y también tomó el control del equipo de F1 de Connaught para quien Lewis-Evans corrió. Esa primera experiencia no fue totalmente placentera para Mr. E quien vio como en Marruecos, en 1958, su piloto perdió la vida cuando su monoplaza del equipo Vanwall, funado por Tony Vandervell, se estrelló e incendió, para con ellos desaparecer un tiempo de la escena.
Esa no fue su última representación de un piloto y él regresó a la escena al final de la década de los sesenta con el austriaco Jochen Rindt a sus mandos, quien desafortunadamente falleció en un accidente en 1970.
El ascenso
Pero, ¿dónde comenzó el crecimiento de Bernie Ecclestone en la Fórmula 1? Para ello hay que remontar a 1972 cuando él compró el equipo Brabham por 120 mil dólares, después lo vendió en cinco millones, para crear la Asociación de Constructores de la Fórmula 1 (FOCA), un grupo que representaba a sus equipos y donde conoció a su amigo íntimo Max Mosley, parte del equipo March en aquel tiempo y quien posteriormente se convertiría en presidente de la Federación Internacional de Automovilismo.
Fue ese movimiento el que le permitió un crecimiento importante en las posteriores decisiones de la Fórmula 1. En 1978 se convirtió en el jefe ejecutivo de FOCA dejando a Mosley como su asesor legal para obtener del presidente de la FISA, Jean-Marie Balestre, la capacidad de negociar los contratos de televisión de la máxima categoría. Nueve años después daría un paso más con la creación de su compañía de promoción para la Fórmula 1 que después pasaría a llamarse FOM.
La clave
¿Qué vio Ecclestone que el resto no? El potencia de cobrar más a las televisoras por los derechos. En su posición, como dueño de los derechos de televisión, cambió el formato de venta, convenciendo a las televisoras que era mejor comprar un paquete por temporada a pagar por las carreras de forma individual. Eso garantizó una exposición aumentada, asegurando que la popularidad del deporte creciera.
Sin embargo, el movimiento maestro tardó en llegar hasta el 2000, cuando Max Mosley, en aquel tiempo presidente de la FIA, le entregó a Ecclestone los derechos comerciales de la Fórmula 1 hasta finales de 2110 por tan solo 360 millones de dólares, una cifra pequeña ante los miles de millones que ha generado la categoría anualmente en sus últimos años.
Sumado a eso, fue el encargado de decidir y cobrar a las nuevas sedes que deseaban albergar una carrera de Fórmula 1. Las cantidades se fijaban dependiendo la desesperación de los interesados. Hubo quienes no cedieron tan facilmente mientras que a otros no les importó pagar más de 35 millones de euros por recibir al Gran Circo.
Los claroscuros
Para llegar a ser el supremo de la Fórmula 1 no se podía llegar sin algunos roces con la justicia. Desde ser criticado por los equipos de Fórmula 1 de no ser justo en el reparto del dinero hasta su demanda en Alemania al haber sido acusado en 2014 de los delitos de soborno y corrupción luego de la venta del banco alemán BayernLB de su participación en la F1, un 47,2% de las acciones, a CVC en 2006, que se solucionó con un acuerdo con la justicia de aquel país por 100 millones de dólares.
Una historia más, jamas confirmada, fue su participación en el gran asalto al tren del dinero acontecido en 1963 donde fueron sustraidos 2.6 millones de libras esterlinas.
La historia de Ecclestone tiene ahora un nuevo capítulo por escribir; lejos de las presiones de la Fórmula 1 y con historias que aún no han sido contadas.
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