'Austria dejó al descubierto un reglamento bipolar', por Adrián Puente

Nuestro analista cuestiona los parámetros entre lo sucedido este domingo con Verstappen y lo vivido en Canadá con Vettel.

Max Verstappen, Red Bull Racing RB15

Foto de: Glenn Dunbar / Motorsport Images

Austria fue el antídoto contra Paul Ricard. Cuando pensamos que la Fórmula 1  había quedado de rodillas ante la apatía, Red Bull y Honda frotaron la lámpara para lucimiento del genio de Max Verstappen. Pero increíblemente cuando mayor era su lucimiento, los fantasmas de un reglamento obtuso, volvieron a sobrevolar un fin de semana de carrera.

Así nació otra polémica, con dos bibliotecas. Una a favor de una sanción al holandés, y otra que indica todo lo contrario. Controversia potenciada porque uno de los actores condujo una Ferrari durante 69 giros en la punta. Un actor, con gran aceptación desde el Gran Premio de Bahréin, Charles Leclerc. 

Curva 3, Max por el liderazgo, y una situación que dejó sin chances al piloto de Mónaco. Hubo un roce, el holandés forzó los márgenes de la maniobra ampliando el radio de giro, y salió ganador. Antes, fue protagonista de una largada fallida que lo obligó a extremar su ingenio para volver sobre su objetivo. Después del cambio de neumáticos, superó a Vettel y Bottas. Fue el hombre de la carrera. Un espíritu llamado a reivindicar todo lo que le pedimos a Francia hace una semana.

Pero lamentablemente una vez más, la burocracia se devoró la pasión. Se invocó una investigación sobre la base de los artículos que penalizan situaciones como ésta. Deliberaron más de 3 horas para llegar a la conclusión de que se trató de una maniobra de carrera. El fallo jugó a favor del piloto de Red Bull, pero la sentencia expone para colmo de males, una contradicción incomprensible; la penalidad sufrida por Vettel en Canadá.

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¿Por qué sanciones distintas, antes situaciones semejantes? ¿Por qué dos interpretaciones cuando el motivo de investigación es el mismo? ¿Puede la F1 tener tribunales tan vulnerables cuando se trata, nada menos, de definir el ganador de una carrera?

Demasiadas turbulencias para el imperio de la precisión y la tecnología. Muchos flancos abiertos, tanto que hasta los pilotos pierden la brújula. Algunos se inhiben, otros van al límite, Verstappen claramente, está en el segundo lote.

Silverstone, rampa de lanzamiento histórico de la F1, debería ser un buen escenario para esclarecer este entuerto, que está llamado a que cualquiera interprete cualquier cosa. Reino Unido debe poner fin a un reglamento bipolar. Consolidar ciertos límites para la histeria de algunos protagonistas. Destrabar la osadía de otros tantos, y nutrir la demanda de los fanáticos, traducida en pelea en pista mientras no ponga en riesgo la integridad del oponente. Todavía hay tiempo.

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