Análisis

Atrapados en sus redes

Fernando Tornello analiza el convulsionado presente que vive la F1 y pide por una temporada repleta de emociones para los aficionados de la máxima categoría.

Max Verstappen, Scuderia Toro Rosso STR11

Foto de: XPB Images

Max Verstappen, Scuderia Toro Rosso
Max Verstappen, Scuderia Toro Rosso STR11
Sebastian Vettel, Ferrari SF16-H, probando el concepto Halo.
La cubierta de la cabina de Halo usada en el Ferrari SF16-H
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 con los medios
Bernie Ecclestone, en la parrilla
Sebastian Vettel, Ferrari SF16-H
Sebastian Vettel, Scuderia Ferrari
Sebastian Vettel, Ferrari SF16-H lidera a Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12

Estamos con un pie adentro de la temporada 2016 de Fórmula 1 y lo que parece un juego de palabras es una realidad que la categoría debe enfrentar con firmeza.

A una F1 a la que se le reprocha no participar activamente en las redes sociales, se la ve atrapada en las redes de la burocracia y el orgullo, especialmente por parte de los equipos poderosos. En pro del avance tecnológico nadie es capaz de proponer dar un paso atrás y buscar las soluciones en el pasado de la categoría. Estoy seguro de que allí las encontrarían.

Las últimas semanas fueron turbulentas, tanto por la puesta en pista de la discusión por el dispositivo ‘Halo’ para proteger a los pilotos como por las modificaciones en el sistema de clasificación, sin olvidar la regla que minimiza los mensajes vía radio que pueden llegar al auto, que generaron polémicas, rechazo y declaraciones cruzadas entre varias figuras.

Algunos de los pilotos, entre ellos Hamilton y Hulkenberg, se quejaron del ‘Halo’, a tal punto de que el campeón aseguró que no lo utilizará, a menos de que se lo impongan como obligatorio. Otros quedaron en el medio, como Vettel, a quien no le gusta el dispositivo pero lo acepta si es que sirve para defender a quienes conducen. Y una minoría, encabezada por Rosberg, lo ve como una solución.

No me imagino a un Mercedes con el ‘Halo’ y al otro no.

La nueva versión de la Qualy, primero anunciada, luego postergada y, finalmente, establecida a partir del GP Australia, encontró opiniones favorables pero también detractores. Lo cierto es que el reclamo de los organizadores de Grandes Premios, acerca de mejorar el espectáculo, movilizó a FIA y FOM a pensar en soluciones de emergencia.

La idea original de Ecclestone, basada en invertir la grilla para mandar al poleman hacia el fondo y a los autos lentos adelante, era tan descabellada que ninguno de los conservadores integrantes de equipos y directivos la terminó apoyando. Recuerden que la F1 está integrada en su mayoría por europeos y éstos no piensan como los americanos, más proclives al show.

En lo personal me pareció una idea horrible, ya que convertiría a la F1 en una categoría parecida a las que pululan por varios países, que emplean esos métodos. No es la manera de salvar el espectáculo.

En cuanto a la limitación de ayuda a los pilotos vía team radio me parece una buena medida. Hace mucho que pido porque le den más trabajo a quienes manejan. No me gusta que las carreras las ganen los ingenieros. F1 llegó a un límite, por el que Alonso declaró hace poco que podría correr hasta los 50 años ya que los autos son muy fáciles de manejar. Es una opinión valorable, que ayuda a no involucrar a las actuales figuras entre las mejores de la historia. Para ellos, la vida es muy sencilla. Para sus antecesores queda la gloria de haber luchado contra el auto propio y los adversarios, sin tanta tecnología y habiendo tomado decisiones sin ayuda sobre cómo desarrollar cada carrera.

Aquí la historia se encuentra con el presente. Precisamos un iluminado que proponga quitar alas, complicarle a los ingenieros los dibujos por los que derivan los flujos de aire, quitarle estabilidad a los autos, tener motores que emparejen el rendimiento. En fin, que los pilotos tengan que ‘manejar’ más. Algunos creen que sería peligroso. Yo pienso que con las condiciones actuales de seguridad en los circuitos se podría dar un paso atrás y, si es necesario dos o tres, en función de recuperar la competencia. La seguridad en los ’70 y ’80 era paupérrima, hoy es uno de los grandes logros alcanzados por F1. Eso sí, costó vidas. Por el recuerdo de los que no están habría que intentarlo.

Finalmente, quiero contarles un sueño que tengo a esta altura del año, cuando todo está por comenzar. Imagino a una F1 competitiva, con un par de equipos disputando el título, con 5 o 6 pilotos ganadores en el año y al público volcando su fervor en los circuitos y ante las pantallas de tv. Espero que la realidad no me sacuda y me despierte con una cachetada. Feliz año de F1.

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