2016, la temporada que no quiso que Hamilton ganara
El piloto británico tuvo que sobreponerse a la rotura del mejor motor de la parrilla en el GP de Malasia y luchó por remontar los 33 puntos de desventaja con los que salió de Suzuka para morir en la orilla.
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XPB Images
Cuando Hamilton en una entrevista reciente aseguraba que se quedaba hasta tarde componiendo música y que sus intereses van más allá de los circuitos, revivió el espíritu de los pilotos playboy de antaño (los Hunt, Fittipaldi…). El disfrute de la vida de avión privado en avión privado frente a la filosofía casi monacal del ejercicio y el entrenamiento de la mayor parte de la parrilla desde hace algunos años.
Ese es el Hamilton actual. Poco tiene que ver con el chaval que debutó en 2007 en F1 y que a punto estuvo de ganar su primer mundial en su temporada de debut, hito solo conseguido por Nino Farina en 1950. Pero a pesar de su estilo de vida, o precisamente debido a ello, el inglés ha completado un final de temporada 2016 encomiable. En cuatro carreras ha dejado los 33 puntos de desventaja que tenía con Rosberg tras el GP de Japón, el 9 de octubre, a los 5 finales, ganando todas y cada una de las citas. Pero no ha sido suficiente.
El colchón que el piloto alemán consiguió en Malasia y Japón dejó a Hamilton con las opciones justas para ser campeón: no dependía de sí mismo. Y Rosberg no falló. No obstante, queda una sensación de que sin aquel fallo de motor en Sepang, el británico se habría hecho con su cuarto entorchado y habría igualado a Prost y Vettel.
"Hice todo lo que pude; he dado mi máximo. Obviamente Nico tuvo un año muy tranquilo, sin ningún tipo de problemas, para ser sincero. Eso es por lo que hoy estamos en la posición en que estamos. Le felicito", reconoció Hamilton tras ganar el GP de Abu Dhabi.
Hamilton ya no es aquel de sus primeros años en McLaren. Muchos le criticaron por abandonar la escudería de Woking para desembarcar en 2013 en el proyecto que había puesto en marcha Brawn con Schumacher y Rosberg. Aquel primer año solo subió una vez a lo alto del podio, frente a las 31 en las que lo ha hecho desde entonces. Solo pisó cuatro veces más un top 3, pero logró 5 poles.
Desde 2014, ha sido el absoluto dominador de la categoría. Las estadísticas frente a su compañero de equipo hablan en su favor, pero una gris arranque de 2016 –no ganó hasta la 6ª carrera del año, en Mónaco– y un verano que no le sentó especialmente bien –ni una victoria en las cinco carreras siguientes al parón veraniego–, han lastrado sus opciones en la recta final.
Aun así, volviendo a la senda de la victoria en Estados Unidos, uno de sus trazados fetiche, ha luchado hasta la última vuelta por el Mundial. Ha ganado todo lo posible, pero necesitaba un traspiés de Rosberg que no se ha producido. El inglés asegura estar “orgulloso” del equipo, y no es para menos: 54 victorias, 31 dobletes, 64 pole position y 105 podios han logrado las flechas plateadas durante su periodo en Brackley.
De todos esos números, Hamilton ha aportado 32 victorias (59,25%), 35 poles (54,68%) y 55 podios (52,38%). Son números de récord, pero cuando el Mundial se decide entre los dos compañeros que tienen el mejor monoplaza, nada es suficiente.
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