Stéphane Peterhansel tenía previsto intentar ganar su decimocuarto Dakar el próximo enero junto a su esposa, Andrea Mayer, como copiloto. Sin embargo, un problema de salud a última hora de la alemana ha provocado que finalmente sea Paulo Fiúza quien le acompañe.
El portugués, que debutó en 2007 en la prueba, compitió junto al argentino Orlando Terranova en 2013 y 2014 y Stéphane Schott en 2017, siempre dentro de la órbita de MINI X-Raid.
Ya el año pasado, en los entrenamientos previos al Dakar 2019, Mayer sufrió vértigos y finalmente no pudo estar a la diestra de Stéphane, aunque finalmente sí compitió en un SSV para adaptarse y junto a Annett Fischer acabó 14ª en la general final.
La esposa de Monsieur Dakar ya tuvo que cancelar su participación en el pasado Rally de Riad en noviembre, después de que en una revisión interna el médico del equipo no le diera la autorización para el evento.
"Lo hemos intentado hasta el último momento y hemos esperado hasta casi el último minuto, pero desafortunadamente Andrea no podrá competir en el Dakar 2020", comentó Sven Quandt, CEO de X-Raid BMW. "Stéphane y ella realizaron una gran temporada y podrían haber estado entre los primeros en Arabia Saudí, pero la salud es lo primero".
"Estamos seguros de que Paulo hará un muy buen trabajo. Stéphane y él se compenetraron bien en el Rally de Riad", remachó.
↓ Así será el recorrido del Dakar ↓
La primera etapa no tiene nada que ver con un simple calentamiento, todo lo contrario. Es un condensado del conjunto de los elementos que caracterizan esta edición: pista rápida, recorrido sinuoso, dunas y terreno pedregoso. Tanta variedad invita a no subestimar este mini Dakar.
Sus numerosos tramos rodados hacen que el reto del día sea técnicamente accesible. Pero las especificidades de la navegación saudí comienzan a hacerse notar. Hay que marcarse nuevos puntos de referencia cuando la variedad de pistas provoque confusión. Para las motos y los quads también es la primera parte de la etapa Supermaratón.
El bucle de salida de la futura megalópolis de Neom es una joya. Llevando a los participantes a los confines de la frontera jordana, el rally propone una sucesión de cañones y montañas que explorarán sobre una alfombra de arena. En esta especial, el Dakar se elevará a su punto más alto: 1.400 metros de altitud.
El menú alterna pasos arenosos y tramos empedrados a partes iguales, todo ello sobre pistas generalmente rodadas. No obstante, no deberá confundirse velocidad con aceleración, ya que la dura navegación se encargará de realizar una clara selección. En el tramo de enlace, a los que les gusten las antigüedades podrán sacar la cámara para fotografiar de cerca los templos nabateos.
En el paisaje arenoso del día, las rocas especialmente voluminosas servirán como punto de referencia para evitar fallos de navegación que puedan costar caro. Menos técnicas, pero igual de impresionantes que las dunas, se alzarán ante los pilotos gigantescas colinas de arena. Los descensos, a veces salpicados por arbustos aislados exigirán afinar aún más la conducción.
El cambio de paisaje es radical. Esta vez, la especial es 100% arena y fuera pista. Después de una primera parte más bien rápida, los expertos en dunas tendrán cierta ventaja. Especialmente aquellos pilotos que hayan forjado su pericia al volante en el desierto del Sahara. Después... un merecido descanso.
La vuelta al trabajo impone... la especial más larga del Dakar es también una de las más variadas. Dunas desperdigadas por todo el recorrido que deberán abordarse atravesando a su vez pequeñas franjas de dunas de varios kilómetros. Entre medias, se alternan el fuera pista y sectores en los que los numerosos cruces exigirán a los copilotos máxima concentración. ¡Sin prisa... pero sin pausa!
El circuito del día permite virar la odisea hacia el sur. Allí los participantes se moverán por paisajes de montaña, cañones y sorprendentes contrastes de colores: piedras negras sobre arena blanca, por ejemplo... Los amantes de la velocidad en estado puro podrán dar rienda suelta a su pasión con un tramo de 40 kilómetros en línea recta que podrán recorrer a todo gas. Las franjas de dunas del día exigirán una extraordinaria destreza.
El Dakar prepara su entrada en el “Empty Quarter” con este largo trayecto. Para lograrlo, se requerirá precisión en el pilotaje, esta vez en suelos mayoritariamente duros y quebrados que podrán a prueba a los imprudentes. Al llegar a Haradh, un enclave construido en base al petróleo y la agricultura, el rally entrará en una nueva secuencia.
La etapa maratón impone el dominio de la cualidad más importante para un piloto de rally raid: la gestión de la resistencia. La especial de la primera parte sumerge a los pilotos y sus tripulaciones en las inmensas explanadas en fuera pista del “Empty Quarter”. Es preciso no perder tiempo ya que los 30 últimos kilómetros están íntegramente trazados entre dunas. ¡Y la noche cae deprisa! Al llegar, solamente se permite la asistencia entre participantes.
Atentos a las vistas: la jornada comienza con un espectáculo que se extiende durante 80 kilómetros por las dunas más bellas del país. Una extensión en la que será arriesgado quedarse demasiado tiempo parado en la arena, en posición de espectador. A continuación, los participantes rodarán sobre las huellas de los pioneros que exploraron la región en la búsqueda del oro negro. Fin de la etapa maratón.
La serenidad será la mejor aliada en esta última etapa en la que las posiciones en la cima de la tabla aún pueden cambiar por completo. En los 100 últimos kilómetros vuelven los juegos de pistas que ya habrán provocado serios quebraderos de cabeza a los navegantes la semana anterior. ¡Hay que tener cuidado! Una especial de 20 km, que no afectará a la clasificación general, designará además al ganador del “Qiddiyah Trophy” justo antes de subir al podio final.
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