El calvario de Laia Sanz para participar en el Dakar 2019
La piloto española de KTM ha sufrido una doble infección vírica y bacteriana que le impidió entrenar con normalidad hasta principios de diciembre.
Foto de: KTM
Barcelona.- Laia Sanz ahora sonríe y en sus ojos vuelve a percibirse el tinte de la ilusión que le despierta cada año por estas fechas el Dakar. Pero desde que se retirara en la segunda etapa del Desafío Inca (15 de septiembre) los últimos tres meses han sido todo un calvario para la catalana.
Sanz, piloto oficial del equipo de KTM, que lleva 17 victorias seguidas en el Dakar, volvió a entrenar sobre la moto a principios de diciembre, cuando se llegó a plantear no correr el que será su 9º Dakar consecutivo.
“Noviembre fue el peor mes de los tres, porque estaba curada ya, pero no podía entrenar por las secuelas y ves a todos los demás sobre la moto y tú vas contra el reloj”, reconoció la piloto este martes en Barcelona, donde presentó sus nueva decoración con Soficat Xerox a la cabeza.
“Han sido unos meses superduros, pero en los últimos días he vuelto a encontrarme bien y a sentirme de nuevo deportista. No estoy en las condiciones que me gustaría estar para afrontar una carrera como el Dakar, que te exige al 200%, pero estoy metalizada de que sufriré mucho”.
Sanz contrajo una mononucleosis infecciosa provocada por el virus de Epstein-Barr la pasada primavera, después de su 14º puesto en un concurrido Rally Merzouga.
Ya en agosto, contrajo la fiebre Q, provocada por una bacteria llamada Coixella Burnetti, que le causó una incómoda neuropatía por la que tuvo problemas en la vista y hormigueo en los brazos hasta hace unas semanas. Todo ello hizo que tuviera que estar “de la cama al sofá y del sofá a la cama” durante los meses de septiembre y octubre, perdiéndose la parte clave de la preparación para el Dakar.
“Para mí ya es un éxito estar en la linea de salida. A partir de ahí, trataré de hacerlo lo mejor posible, pero habrá que ver cómo avanza la carrera. No puedo ser tan ambiciosa como en el pasado. Es una incógnita todavía cómo me encontraré en Perú”, avisa Sanz, que se mostró ante todo prudente sobre las expectativas para la 41ª edición del raid.
“El año pasado estaba en un gran estado de forma, tras pasar muchas horas sobre la moto, quizás en mi mejor forma de siempre. En cambio, este año es todo lo contrario. Si es un Dakar de navegación, me viene bien, pero me va mejor una carrera más larga, no tan al sprint”.
La piloto catalana, que acabó 9ª en el Dakar 2015, marcando un hito en la competición, ha logrado superar dos enfermedades que la castigaron duramente. Ahora, la ilusión vuelve a ella después de meses de apatía y sufrimiento. Los objetivos no pueden ser los de hace 11 meses, cuando quedó 14ª de la general, pero las dunas de Perú aún guardan sorpresas.
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