El arreglo casero que vale un título mundial

Fez (Marruecos).- Hay historias que van más allá de la competición, que tocan algo más que la pasión de ver cómo los héroes se convierten en leyenda en los desiertos de medio mundo. La de Andrea Mayer y Stephane Peterhansel en el Rally de Marruecos 2019 es una de ellas.

Después de tres etapas de altibajos, el matrimonio franco germano partió a la cuarta jornada en busca de la remota posibilidad de proclamarse campeones de la Copa del Mundo FIA de Cross Country (el equivalente al mundial de rallies o de F1 de la especialidad).

Los 17:51 minutos de desventaja con Nasser Al Attiyah, imbatible hasta la fecha con 9 de 9 victorias en lo que iba de 2019, parecían un mundo, pero en los raids todo puede pasar hasta el último kilómetro.

Antes de la última neutralización del día (en el kilómetro 239), los Peterhansel sufren con una nota del roadbook y pierden más de ocho minutos con Carlos Sainz, en ese momento líder de la etapa. Sin percatarse de que Al Attiyah –que había abandonado en el 205 por la rotura del sensor de revoluciones del motor– no llega a la neutralización ni 10 minutos después de lo que debería, el 13 veces ganador del Dakar decide tirar con todo.

Pero a 18 kilómetros de la meta, al empezar a bajar una duna, se encuentran con un precipicio de rocas de cuatro metros de altura. El buggy de MINI X-Raid clava la trompa con un gran impacto, a pesar de rodar a no más de 15 km/h, y vuelca del lado del copiloto.

El amortiguador derecho está roto. Después de comprobar que ambos están bien, Peterhansel llama a Sven Quandt, el jefe del equipo, que al ver en su teléfono el nombre del 13 veces ganador del Dakar dice: "¡Mierda!".

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Los ingenieros y jefes de mecánicos de X-Raid le piden cinco minutos al francés, para que, cuanto antes, ponga el auto sobre las cuatro ruedas de nuevo. En ello lo ayuda el piloto de Toyota Bernhard Ten Brinke, que los ha visto caer.

La solución consensuada después de varias propuestas es que aten con las eslingas el amortiguador al tope del chasis por arriba y a la barra de la suspensión por abajo.

Así hacen los 18 últimos kilómetros a velocidad baja, con solo tres amortiguadores funcionando, dejándose en meta 1h27.

"Es un gran, gran error por mi parte. A menos de 20 kilómetros de meta había dos dunas y vi que la de la derecha era más progresiva y decidí pasar por allí para no perder mucha velocidad. Y cuando empecé a bajar había un precipicio de rocas de cuatro metros de altura. Íbamos a 10-15 km/h, pero no pude ver debido al capó y cuando empecé a bajar era demasiado tarde", explicó el piloto en el vivac.

"Estoy muy, muy decepcionado porque fue mi error y estábamos con opciones de ganar la carrera, el campeonato, por el equipo, por Andrea.... fue como si fuera el final de mi vida. Es algo especial ganar algo juntos con Andrea".

Pero la sonrisa volvió al rostro del multicampeón cuando se le informó de que aun así eran 5º en la general, el resultado justo para ganar el título. El miércoles solo tendrían que salir a acabar. Dicho y hecho. Hay triunfos que pendieron de un hilo (o dos eslingas) y cuando se consiguen tienen el dulce sabor del alivio.